Las intervenciones en bosques quemados variarán en función de las circunstancias, teniendo en cuenta el tipo de bosque que se ha quemado.
Hay bosques que por el tipo de vegetación que poseen, tiene la capacidad de regenerarse solos, como los de alcornoque que rebrotan rápidamente y en cuestión de pocos meses están totalmente recuperados. En el lado opuesto están los bosques de pino que tienen especies muy vulnerables al fuego y tardan hasta 30 años en recuperarse totalmente.
Después del incendio es necesario esperar unos 3 meses para considerar que medidas hay que aplicar, dependiendo de las características y la vegetación de la zona, y actuar en consecuencia.
Es importante intervenir en bosques con peligro de erosión, evitar el arrastre de los suelos, que ocasionan la pérdida de materia orgánica y con ello la esterilización del suelo, perjudicando la regeneración vegetal. Los incendios de gran intensidad provocan también una pérdida de capacidad de infiltración del agua provocada por el “encostramiento” de la superficie del suelo. Estas modificaciones temporales de las características del suelo aumentan la escorrentía y la erosión.
Para evitar la erosión en los bosques tras el incendio, podemos talar los árboles quemados para favorecer los rebrotes de arbustos, con los troncos hacer muros de contención en las zonas con más peligro de erosión como canales o franjas con mucho desnivel, y con las ramas, podemos triturarlas y esparcirlas para que sirvan de acolchado. También se pueden plantar hierbas de crecimiento rápido que estabilicen la parte superficial del suelo.
“Prevenir a partir de una buena gestión forestal evitaría muchos incendios”.